¿Para qué se utilizaban los conejos en la guerra?

Los 'Conejos' de Ravensbrück: Experimentos de Guerra

19/05/2022

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En los anales de la historia, hay relatos que revelan la crueldad más inimaginable, pero también la resiliencia del espíritu humano y la capacidad de solidaridad incluso en las circunstancias más extremas. Uno de estos relatos involucra a un grupo de jóvenes mujeres polacas prisioneras en el campo de concentración de Ravensbrück durante la Segunda Guerra Mundial, a quienes los nazis apodaron despectivamente 'los Conejos'. Su historia no es la de animales utilizados en el campo de batalla, sino la de seres humanos convertidos en sujetos de horribles experimentos médicos relacionados con la guerra.

Estas jóvenes, muchas de ellas estudiantes que habían formado parte de la resistencia clandestina polaca para desafiar el brutal régimen nazi, fueron capturadas por la Gestapo y enviadas a Ravensbrück, un campo de concentración tristemente conocido como el 'Infierno de Hitler para Mujeres'. Allí, su calvario apenas comenzaba, transformándose en cobayas humanas para la maquinaria de guerra y la pseudociencia del Tercer Reich.

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Índice de Contenido

¿Quiénes eran 'los Conejos'?

Las mujeres conocidas como 'los Conejos' eran un grupo de prisioneras, en su mayoría jóvenes polacas, que habían participado activamente en la resistencia contra la ocupación nazi de su país. Su valentía las llevó a ser arrestadas y deportadas a Ravensbrück. En este campo, fueron seleccionadas para un destino aún más cruel que el trabajo forzado o la inanición: ser utilizadas en experimentos médicos diseñados para simular y estudiar las heridas de guerra que sufrían los soldados alemanes en el frente.

Eran, en esencia, prisioneras políticas y combatientes por la libertad, reducidas al estatus de animales de laboratorio en un intento sádico por avanzar en el conocimiento médico militar nazi. El apodo 'los Conejos' refleja la forma deshumanizada en que eran vistas y tratadas por sus captores.

Los Horrores de los Experimentos

Los experimentos a los que fueron sometidas 'los Conejos' eran brutalmente invasivos y peligrosos. Los médicos nazis buscaban recrear en sus extremidades, principalmente en las piernas, las heridas de batalla. Para ello, les infligían cortes e incisiones y las infectaban deliberadamente con bacterias agresivas, así como con fragmentos de madera y vidrio, con el objetivo de provocar gangrena gaseosa, una infección extremadamente grave y a menudo mortal.

Además de simular heridas infectadas, también experimentaron con la extracción y el daño de nervios, músculos y huesos en las piernas de estas mujeres. Estas cirugías no solo causaban un dolor insoportable y dejaban secuelas permanentes, sino que también tenían una alta probabilidad de resultar en la muerte por infección o complicaciones. El objetivo declarado era encontrar tratamientos más efectivos para las heridas de guerra, pero el coste humano era incalculable y la ética, inexistente.

Solidaridad y Resistencia en el Campo

A pesar de la barbarie y el aislamiento, 'los Conejos' no estaban solas. Dentro del mismo campo de Ravensbrück, existía una red increíble de solidaridad entre las prisioneras de diversas nacionalidades y orígenes. Las mujeres que habían sido sometidas a las cirugías se apoyaban mutuamente, ayudándose a curar, a moverse y a mantener la esperanza.

Pero la ayuda trascendió el propio grupo de 'los Conejos'. Otras reclusas, arriesgando sus propias vidas, se dedicaban diariamente a traerles secretamente comida, agua e incluso medicamentos que lograban conseguir. Esta ayuda clandestina era vital para su supervivencia en un entorno donde la malnutrición y la falta de atención médica eran la norma.

Un grupo particularmente notable era una organización secreta de prisioneras que se dedicaba a ayudar a otras reclusas sin importar su nacionalidad o religión. Su lema, “¡Persevera y ayuda a otros a sobrevivir!”, se basaba en el juramento que habían hecho al ser parte de las Girl Guides (equivalente a las Girl Scouts en Estados Unidos). Este juramento de servicio y ayuda al prójimo se convirtió en una guía moral en el infierno del campo.

La Lucha por Contar su Historia

No solo otras reclusas ayudaron a 'los Conejos'; ellas mismas demostraron una valentía extraordinaria. Algunas de ellas, antiguas scouts, desafiaron corajosamente a los nazis. Protestaron contra los experimentos ilegales y, de manera ingeniosa, encontraron formas de sacar mensajes clandestinos del campo. Estos mensajes detallaban las horribles cirugías a las que eran sometidas y las 'selecciones' (procesos de eliminación) que tenían lugar en el campo.

Estos mensajes, con gran riesgo para quienes los transportaban y los recibían, lograron llegar a la red de radio clandestina polaca en Inglaterra. Desde allí, se transmitió al mundo la noticia de los experimentos y los asesinatos en masa que ocurrían en Ravensbrück. Estas transmisiones no solo informaron sobre los crímenes, sino que también advirtieron a líderes específicos del campo sobre el destino que les esperaría si continuaban con tales actividades, sirviendo como una forma de presión internacional y documentación para futuros juicios por crímenes de guerra.

El Plan de Salvación y la Liberación

A pesar de todos estos esfuerzos heroicos, parecía que no habría forma de salvar a 'los Conejos'. Los nazis estaban decididos a eliminar toda evidencia de sus crímenes de guerra antes de que la guerra terminara. El 4 de febrero de 1945, las jóvenes, muchas de ellas lisiadas por los experimentos, se enteraron de su sentencia de muerte. Las SS venían a por 'los Conejos' a la mañana siguiente.

Durante la noche, mientras 'los Conejos' se mantenían despiertas escribiendo cartas de despedida, las otras reclusas tramaron un plan audaz. La idea era agarrar y esconder a 'los Coneelos' en las horas previas al amanecer, durante el recuento diario, y justo delante de las narices de las SS. Era un plan increíblemente arriesgado que dependía de la coordinación perfecta y la audacia de todas las involucradas.

Y funcionó. 'Los Conejos' fueron escondidas con éxito esa mañana y se mantuvieron ocultas durante casi tres meses, hasta la liberación del campo. El grupo internacional de reclusas en Ravensbrück les proporcionó comida y agua, las protegió de las constantes búsquedas de las SS y concibió formas de sacarlas del campo en los momentos finales del conflicto. Asombrosamente, ni una sola de las 63 mujeres conocidas como 'los Conejos' fue traicionada. Como dijo una de las 'Conejos' supervivientes: “Podría decirse que todo el campo nos ayudó, nos escondió, nos protegió”.

Preguntas Frecuentes sobre 'Los Conejos' de Ravensbrück

¿Quiénes eran exactamente 'los Conejos'?

Eran un grupo de jóvenes mujeres polacas, muchas de ellas estudiantes y miembros de la resistencia, prisioneras en el campo de concentración nazi de Ravensbrück. Recibieron este apodo de los nazis porque fueron utilizadas como sujetos de experimentos médicos.

¿Qué tipo de experimentos se realizaron en ellas?

Los médicos nazis simulaban heridas de guerra en sus extremidades, infectándolas con bacterias, madera y vidrio para causar gangrena gaseosa. También realizaban cirugías experimentales dañando nervios, músculos y huesos.

¿Cuántas mujeres fueron sometidas a estos experimentos?

Según la información disponible, se sometió a estos experimentos a 63 mujeres, conocidas colectivamente como 'los Conejos'.

¿Cómo lograron sobrevivir algunas de ellas?

Su supervivencia se debió a su propia resiliencia, el apoyo mutuo dentro del grupo, y la increíble solidaridad de otras prisioneras en Ravensbrück, que les proporcionaron comida, medicinas y, crucialmente, las escondieron de las SS en los momentos finales de la guerra.

¿Cómo se conoció su historia fuera del campo?

Las propias 'Conejos' y otras prisioneras lograron sacar mensajes clandestinos del campo detallando los experimentos. Estos mensajes llegaron a la resistencia polaca y se transmitieron a través de la radio clandestina en Inglaterra, alertando al mundo.

¿Fueron juzgados los responsables de estos experimentos?

Sí, algunos de los médicos y personal del campo de Ravensbrück fueron juzgados en los Juicios de Núremberg y otros juicios posteriores por crímenes de guerra, incluyendo los experimentos médicos inhumanos.

La historia de 'los Conejos' de Ravensbrück es un testimonio conmovedor de la crueldad de la guerra y la ideología nazi, pero también de la fuerza del espíritu humano, la importancia de la resistencia frente a la opresión y el poder transformador de la solidaridad en los momentos más oscuros. Su uso, no como animales en el sentido literal, sino como 'conejos' humanos para experimentos militares, revela la profundidad de la deshumanización en el sistema de campos de concentración nazis.

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